lunes, 27 de octubre de 2008

Harry el Sucio


Alcalde: No quiero más problemas como los que me diste el año pasado en el Distrito Fillmore, ¿entendido? Esa es mi política.
Harry: Sí, bien, cuando un hombre adulto persigue a una mujer para violarla, yo disparo al cabrón. Esa es mi política.
Alcalde: ¿Violarla?¿Y cómo lo sabes?
Harry: Cuando un hombre desnudo corre tras una mujer por la calle con un cuchillo de carnicero y una erección, me imagino que no está recogiendo dinero para la Cruz Roja...

Título original: Dirty Harry
Director: Don Siegel
Actores: Clint Eastwood, Reni Santoni, Andrew Robinson
Año: 1971
Duración: 102 minutos (aproximadamente)
Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=YzeV8Sd9pV0

Dejadme que os hable de los criminales. Sí, esos cabrones que roban el dinero a los trabajadores honrados. Esos bastardos que entran en vuestras casas y os pegan y os roban. Y también de esos enfermos hijos de puta que matan a una persona inocente. Cabrones a los que, si les intentas agredir para impedir que te hagan algo, les protege la ley. En este clásico del cine aparece uno de ellos, un psicópata llamado Scorpio (magistralmente interpretado por Andrew Robinson) que se dedica a chantajear a la ciudad de San Francisco a base de asesinatos.

Por desgracia para él, en la misma ciudad está Harry Callahan. Callahan es un desencantado detective de policía al que poco le importan los derechos de los criminales. Interpretado por el mejor Clint Eastwood, Harry mostrará a lo largo de la película su falta de compasión hacia los criminales (o su falta de respeto hacia las leyes establecidas) mientras encadena una frase lapidaria tras otra.¿Fascista con placa?¿Héroe incomprendido?¿Antihéroe en toda regla? Estas preguntas son para que cada espectador las responda como quiera, mientras asiste a la lucha entre Callahan y Scorpio. Sea cual sea la respuesta, seguro que disfruta cuando Scorpio lo pasa mal o cuando Harry ajusticia a algún cabrón.

La correcta dirección de Siegel, todo un experto en el cine de acción, nos deja algunas secuencias impactantes como la de Harry esperando al autobús sobre un viejo puente, los primeros planos cuando suelta su discurso del Magnum ("Do I feel lucky? Do you, punk!?") o el desencantado final; todo ello adornado con música de la época y a un joven Clint Eastwood que no necesitaba una musculatura excepcional ni desfilar en camiseta interior para convertirse en el más duro de los duros (después vendrían el McCloud de Willis, el Riggs de Gibson y otros más, pero Harry seguirá siendo el más duro).

Cuatro secuelas seguirán mostrando (con mayor o menor acierto) las habilidades especiales de Callahan cuando se trata de darle su merecido al bastardo de turno, pero ha sido la primera la que más ha quedado en la retina del público, seguramente porque la esencia más pura del personaje, el Harry más sucio de todos, sigue estando en esta primera aparición.

Cuestiones fascistas y violaciones de la ley a parte, un endiablado entretenimiento para ver de vez en cuando (y algo obligatorio en el extraño caso de que nunca hayas visto al detective de policía más duro del planeta en acción), para recordarnos que hay películas para las que la edad no significa nada (y la moral americana de hoy en día, aún menos).