viernes, 9 de octubre de 2015

¡Viva el pueblo!, de Germán Sánchez Espeso



La noche de un rey que duerme la mona, es atroz. Cae en un desmayo como de breva soltada del árbol, aplastada contra el suelo. Y es que, de hecho, entre el resto de los mortales no se deteriora tanto la carne, con la flojera del mareo, como cuando se trata de un rey. Por contraste con la excelsitud de su alma, los adornos deslustrados, las arrugas de la piel, los tiznes de los ojos o los agrios zumos que a los reyes les amenecen en la boca, son germen de una más flagrante descomposición; y un confeti o un abalorio de la juerga pasada, prendido de los rizos del cabello, o el fragmento amargo de la última almendra, metido entre las muelas, olvidado en el depósito del moflete, divulga de ellos, de par de mañana, el más relevante indicio de su verdadero ascendiente: la mentira.
 
 
Hay ocasiones en las que meto la mano en la biblioteca de mi padre, un par de estanterías llenas de libros de todo género y formato, y me lanzo a la aventura de leer algo inesperado. Mediante este método de aleatorización he podido leer algún culebrón de Vicente Blasco Ibáñez, un muy actual Raíces o clásicos bélicos como Los Cañones de Navarone. En esta ocasión, la promesa de una "novela de aventuras donde se narra una gigantesca revolución de campesinos de Castilla, que existió sin haber existido", las pintas que se gastaba el escritor en la foto y la imagen de la portada con la realeza embarcada en una especie de platillos volantes asediando a unos campesinos me llevaron a empezar esta lectura...

Efectivamente, ¡Viva el pueblo! nos cuenta una revuelta ficticia de campesinos liderada por Leocadio Sansón, elegido por la historia, contra la aristocracia de la España del siglo XVII (aproximadamente). Asistiremos a las escaramuzas iniciales y grandes asedios posteriores de ambos bandos, mientras personajes como Rufinico, Espinacardo o Francisco Boa nos llevan, en algún momento, por reflexiones más complejas de lo esperado: los amos, los subyugados, la corrupción que genera el poder, la degeneración de los ideales...
 
En una ocasión, en Cuarto Milenio se mencionó la dificultad con la que nos encontramos hoy en día a la hora de leer textos más o menos complejos. No me lo tomé muy en serio hasta que me puse a leer este libro. El señor Sánchez Espeso utiliza frases largas, rimbombantes y llena de palabras que, confieso, me llevaron a tener un diccionario al lado. A parte de esto, también me sorprendió la crudeza con la que el autor describe algunos pasajes de la aventura: ya sea una carnicería brutal, una humillación desmedida a algún esclavo o un bacanal de resultado incierto, no se ahorra palabras en describirlo.
 
Es complicado adentrarse en el contenido de una obra sin desvelar demasiado o sin destrozar alguna sorpresa que aguarde tras sus páginas (el ahora conocido como spoiler), pero hay algunos pasajes que se quedan en la mente durante mucho tiempo: el "espectáculo" en el barco real (impresionante y aborrecible a la vez), algunas batallas (con el arrasamiento y prácticamente desintegración de algún que otro pueblo) y el reencuentro de Rufinico con alguien que llevaba tiempo sin ver (muy revelador y triste). Como opinión personal, todo ello me hace pensar que ¡Viva el pueblo! trata sobre ese animal brutal e inhumano llamado ser humano que sobre la lucha de un pueblo contra sus opresores. Esta opinión ha ido afianzándose con el paso del tiempo. Equivocado o no, es una prueba de que el libro sigue rondando por mi cabeza meses después de haberlo terminado, y no se me ocurre nada mejor que pueda decirse de un libro...
 
Un curioso descubrimiento, este Germán Sánchez Espeso. Si se consiguen pasar los primeros capítulos, el lector se encontrará atrapado por las idas y venidas de sus extraños personajes. Extraños pero fácilmente reconocibles en cualquier lucha de clases y conflicto entre "los que tienen" y "los que quieren tener". Alocada revuelta con un final inevitable altamente recomendable, aunque seguramente no sea recomendable para cualquiera; a mi me ha convencido y buscaré algo más de este Germán Sánchez Espeso.
 

jueves, 17 de abril de 2014

Doctor Sueño

 
 La mujer de la habitación 217 estaba allí, como él ya sabía. Estaba sentada en la taza del váter, con las piernas abiertas y unos enormes muslos pálidos. Sus pechos, de un tono verdoso, pendían como globos desinflados. La mata de vello bajo el estómago era gris y también sus ojos, que parecían espejos de acero. La mujer vio al muchacho y sus labios se estiraron en una mueca burlona.


Hacía tiempo que no leía un libro del señor King y, sin ser un experto, siempre he considerado que las más de mil páginas de It es la mejor obra que he leído de este prolífico escritor. Este Doctor Sueño, continuación tardía de El Resplandor, me llegó en forma de inevitable regalo navideño y, como muchos otros, el saber que era una continuación me daba bastante repelús. Pero como era un regalo y, a pesar de lo que diga alguna gente, la lectura de un libro de Stephen King siempre me ha entretenido, decidí darle una oportunidad...

Este libro nos narra las peripecias de un Danny Torrance ya adulto, el que fuera en otros tiempos el niño de El Resplandor. Ya sea por intentar anular sus "habilidades" o por herencia de su padre, Danny se ha convertido en un alcohólico como su alterado padre. Haciendo gala de un gran conocimiento sobre Alcohólicos Anónimos (no sé si por experiencia propia o por cercanía con alguno), King nos narra con crudeza la vida de una persona destrozada por el alcohol, adicta y acosada por su pasado. La parte sobrenatural no se descuida, ya que asistimos al nacimiento de una extraña niña superdotada, llamada Abra, y el peculiar comportamiento de un grupo de extraños seres que viaja por toda América en caravanas alimentándose de la gente que tiene "el resplandor", El Nudo Verdadero. Con estos elementos, Stephen King elabora una historia que mezcla la búsqueda de redención de Danny, la vida de Abra, la maldad de El Nudo Verdadero y las inevitables referencias a El Resplandor, consiguiendo que el lector se entretenga a lo largo de sus casi 600 páginas.

Como ya he comentado, las pocas obras que he leído de King siempre me han entretenido (It, La Mitad Oscura, Misery y Los Ojos del Dragón, que recuerde ahora mismo), y tengo que reconocer que este Doctor Sueño también lo ha hecho. Es más, coincidiendo con un accidente que me dejó el brazo inutilizado un par de semanas, estuve aguantando las seiscientas páginas con una mano y en una posición bastante incómoda por no poder parar de leer el tramo final de la historia. Da igual que los malos parezcan tontos, que sepas que Danny acabará por superar su alcoholismo y convertirse en el héroe de la historia o que nunca vaya a superar al libro original: las situaciones que propone King son lo suficientemente interesantes como para que siempre tengas ganas de leer una página más, de saber qué ocurrirá a continuación y, en definitiva, de seguir leyendo el libro.

Por último, debo confesar que nunca he leído El Resplandor. Sólo he visto y admirado la obra cinematográfica de Kubrick, en la que King se suele cagar bastante (y en las Notas del Autor de este Doctor Sueño lo sigue haciendo), donde la historia ha sufrido importantes cambios. Aunque Doctor Sueño sea la continuación del libro, sus referencias son lo suficientemente vagas y genéricas como para no ser imprescindible habérselo leído. Sin embargo, ya tengo como objetivo cercano la lectura de El Resplandor (cuando la aparente saga de Arthur Gordon Pym me lo permita, claro). Y que un libro te provoque la necesidad de leer otro, no creo que pueda ser algo negativo...

jueves, 20 de febrero de 2014

Nemo: Corazón de Hielo


Jack: No parece muy interesada en el botín, Srta. Janni...
Nemo: Tenemos botines de sobra. Buscaba un reto. Con el tiempo, hasta mi padre se cansaba de saquear.
Jack: Sí, muy cierto. Si la he molestado, lo siento, capitana.
Nemo: Tranquilo, dentro de una seman estaremos en casa. Es esta casaca. A veces es demasiado grande y pesada.

Editorial: Planeta DeAgostini
Guión: Alan Moore
Dibujo: Kevin O'Neill
Nº de páginas: 56
PVP: 8,95 €


La dura tripulación del Nautilus...
Los señores Moore y O'Neill retoman aquí su peculiar universo, que iniciaron hace años con The League of Extraordinary Gentlemen, tras los tres tomos que formaron la saga Century. Alejándose de eventos y situaciones relacionados con La Liga, el dúo se centra en esta ocasión en la hija del difunto Capitán Nemo tras los hechos que la llevaron a capitanear el Nautilus (en la primera parte de la mencionada Century). Janni Nemo, hija del famoso científico pirata, decide emprender un viaje aventurero que consiga llenar su espíritu como no lo han hecho sus múltiples saqueos. Sin embargo, uno de los afectados por estos robos reclutará a un grupo de élite formado por los mejores científicos americanos del momento para dar caza a Janni, recuperar lo que ha sido robado y, seguramente, exterminar a todos los tripulantes del Nautilus...

 A pesar del cambio de aires que supone la historia respecto a las anteriores, Moore no deja aquí su juego de referenciar todo lo que se le ocurra. Este juego, que ha hecho de los cómics de The League una experiencia tan interesante, nos lleva en esta ocasión a personajes tan alejados unos de otros como el protagonista de Ciudadano Kane, Dartacán (que no D'Artagnan) o Arthur Gordon Pym. Los que, como yo, hayan tenido la posibilidad de leer Las Aventuras de Arthur Gordon Pym no podrán evitar sonreir con algunas de las viñetas que nos regala O'Neill. Y si se han atrevido a continuar la historia con La Esfinge de los Hielos y Las Montañas de la Locura, seguramente aún disfrutarán más con el pupurrí que ha ensamblado Moore.

  Pero como ocurría en anteriores entregas, la genialidad de Moore no se limita a lanzar referencias en cada página. Recordando a los mejores momentos del Dr. Manhattan, nos vuelve a mostrar de forma perturbadora la percepción del tiempo cuando "se decide" a fluir simultánemente en todas las direcciones. El conflicto padre-hija, a pesar de que Nemo haya muerto hace tiempo, también se puede respirar a cada momento mientras el lector no esté sobrecogido con tanta referencia. El texto final en prosa, otro clásico en los cómics de este universo, nos regala la boda entre la hija de Janni y el hijo del Dueño del Mundo con todo el "sabor" de una revista del corazón...
Los misterios del tiempo...
Por su parte, Kevin O'Neill sigue al nivel que ha mostrado desde el primer número de The League of Extraordinary Gentlemen: las expresiones faciales de los personajes, las referencias sexuales (atentos a ese cuadro con un trineo de nombre concreto y una mujer desnuda encima) y los horrores perturbadores de otros mundos. Las viñetas a página completa (o a página y media, en ocasiones) están repletas de detalles interesantes y sirven perfectamente a la historia que se está contando, dos características que podrían tener en cuenta la mayoría de dibujantes actuales. Por supuesto, todo ello sin salirse del tratamiento clásico que reciben sus composiciones de página, con las viñetas acomodadas estrictamente y sin arrebatos de artista "rompedor". 

La edición de Planeta no incluye artículos adicionales ni publicidad, pero en su afán recaudatorio (en mi opinión personal, claro está) se han excedido con la tapa dura del cómic. Efectivamente, si juntáramos las dos tapas duras del volúmen, obtendríamos un espacio más ancho que el que ocupan las páginas del mismo. Unas tapas finas como hicieron con Century habría abaratado el producto y reducido la cantidad de espacio que ocupa. Por lo demás, un cómic imprescindible para los fans de Moore, de su Liga o los que simplemente disfrutaron con cualquiera de las obras relacionadas con Las Aventuras de Arthur Gordon Pym.

jueves, 13 de febrero de 2014

Lord of the Night, de Simon Spurrier


"We shall not rest. We shall not flee. We shall not succumb." His master's voice. Dredged from memories, again. Circling in his mind, now as always.
"No relief until the insult is repaid. No satisfaction until the traitor emperor is dead. No rest until the galaxy cries aloud with one voice, one shriek, one howl of terror: Ave Dominux Nox!"
 Sahaal threw back his head, cursed the doubts that had even dared to enter his mind, and shrieked with the hate that had sustained him for one hundred centuries.


Ambientada en "el lejano futuro del cuadragésimo primer milenio" y teniendo en cuenta que es un libro para frikis del Warhammer 40000, me veo en la obligación de decir que me ha parecido un libro superior a la media de lo que suelen ofrecer las novelas basadas en este sugerente universo.
 
La historia narra las peripecias de Sahaal, marine espacial de la legión traidora de Los Amos de la Noche, en su búsqueda de una reliquia legada por su Primarca. Sahaal, que ha permanecido en animación suspendida desde el final de La Herejía hasta "la actualidad", despierta dentro de su nave estrellada a tiempo para ver cómo el saqueador que ha robado la reliquia se dirige a una ciudad colmena. El Amo de la Noche le sigue, dispuesto a acabar con toda la población para recuperar su objeto sagrado. La sangrienta cacería del marine no pasará mucho tiempo desapercibida: la psíquica Mita Ashyn, perteneciente a la Inquisición, comenzará una cacería para acabar con el oscuro cazador...
 
Simon Spurrier consigue narrar una historia llena de traiciones, motivaciones ocultas y trampas dentro de trampas utilizando dos puntos de vista diferentes: el de Sahaal, traidor al Emperador pero que no ha caído bajo el dominio del Caos, y el de Mita Ashyn, fiel devota del Emperador y bajo las órdenes de un poderoso Inquisidor. Los momentos más conseguidos del escritor están en los atroces métodos de Sahaal (torturando a mujeres, niños y viejos, o al astrópata con el que pretende hacer "una llamada"), los recuerdos que nos acercan al Primarca de Los Amos de la Noche, la determinación de Mita y ese, para mí, impresionante final que deja en una difícil situación a Sahaal.
 
Por otra parte, me parece que los únicos personajes bien definidos y que evolucionan a lo largo de la obra son los dos mencionados anteriormente. El resto de personajes sólo están ahí para interactuar con ellos sin aportar demasiado ni hacerse un hueco en la memoria del lector.
 
Como ya he comentado anteriormente, aunque esté restringido a círculos frikis, me ha parecido de los libros del Warhammer 40000 más logrados de los que he podido leer: entretenido, original en su planteamiento y alejado del "marine bueno, marine malo" tan habitual en estos lares. La única pega, que no está en castellano y hay que currárselo en inglés...

jueves, 16 de mayo de 2013

La Vaquilla


Castro: ¿Podéis callar un momento?
Portavoz nacional: ¿Por qué? No me da la gana, estoy hablando yo...
Castro: ¡¡¡¡¡¡Que os calléis, cojones!!!!!!
Portavoz nacional: Bueno, bueno, me callo. Pero las cosas se piden con más educación...
Castro: A ver si nos enteramos: o dejáis de joder la marrana con vuestra fiesta o esta semana no hay intercambio... ¡Y liáis los pitillos con papel de limpiarse el culo! Y el que avisa no es traidor. Corto.

Título original: La Vaquilla
Director: Luis García Berlanga
Actores: Alfredo Landa, Santiago Ramos, Juanjo Puigcorbé, Guillermo Montesinos, José Sacristán, Carlos Velat, Eduardo Calvo, Violeta Cela
Año: 1985
Duración: 122 minutos (aprox.)

 Hablando sin tapujos ni ideas preconcebidas, se puede afirmar sin problemas que el cine español actual es como un truño infecto pinchado en un palo: cine autocomplaciente subvencionado, visiones subjetivas y de vergüenza ajena sobre temas mañidos (guerra civil/ETA/etc.) o clones sin alma de películas cochambrosas americanas. ¿Pero es que no hay cine español de calidad, si nos salimos de los clásicos del destape de Pajares y Esteso? Pues sí, claro que sí, pero hay que buscar en el siglo pasado y con lupa para descubrir las joyas de artesanos como Villaronga, Ibáñez Serrador, Garci o Buñuel (entre otros).
Castro explica el plan al teniente Broseta... 
 Aún afectado por el reciente fallecimiento del mejor actor español de todos los tiempos, me ha parecido oportuno reseñar la que es sin duda la mejor película del cine español: La Vaquilla. Puede parecer una elección extraña ya que, en apariencia, "sólo" es una comedia ambientada en la guerra civil española pero, tratándose de Luis García Berlanga, el humor sólo es un disfraz con el que enmascarar el horror...
 
 Este peliculón nos sitúa en algún lugar del frente aragonés, donde hace tiempo que no se intercambian tiros y se vive en una especie de "alto el fuego" generalizado. El anuncio de las fiestas de un pueblo en territorio nacional hace que los líderes locales del bando republicano se preocupen por la bajada de moral (y las posibles deserciones en masa) que producirá la festividad. Pero las mentes pensantes republicanas tienen un plan espectacular para convertir el problema en una solución: un pequeño comando se infiltrará en el pueblo y robará la vaquilla que piensan utilizar en la plaza de toros de las fiestas, minando la moral enemiga por el golpe de efecto y de paso alimentar con ella a las tropas republicanas... Y ya está. Con esta simple (y en ocasiones delirante) premisa, Berlanga desacraliza la mitificada guerra civil mientras nos cuenta las peripecias del comando republicano en pos de la vaquilla nacional. Y a cada minuto del viaje, no duda en meter el dedo en el ojo a todos los estamentos que se paseen por la pantalla: nacionales, republicanos, clero, aristocracia... ¡Y la mitad de veces ni te enteras!
El comando descansa en su camino hacia el pueblo...
 El bravo comando republicano está formado por el teniente Broseta (peluquero de profesión, con un correcto José Sacristán), el cabo Castro (el único militar de oficio, interpretado de forma mítica por Alfredo Landa), el "Limeño" (Santiago Ramos también borda su papel de torero encargado de liquidar a la vaquilla, aunque Castro prefería al disecador), Mariano (otro papelón de Guillermo Montesinos, que es el encargado de guiar al grupo al pueblo del que es oriundo) y el cura "rebotado" (Carlos Velat interpreta a un iniciado que dejó los hábitos y lo llevan por si sus conocimientos en temas católicos les pueden salvar el día). Acompañando a este peculiar grupo, descubriremos que pertenecer a un bando o a otro depende mayormente del azar (o de si votaste a quien no tocaba), que ante las necesidades más básicas del ser humano no hay enemigo ni ideología que impida relacionarse, que la mayoría de la gente quiere vivir tranquila sin preocuparse por historias raras que ni le van ni le vienen o que "picha dura no cree en Dios", entre otras grandes lecciones.
 
 La habilidad de Berlanga no se limita a sacar lo mejor de cada uno de los actores que están bajo sus órdenes, aunque ya sería algo digno de mención. No, la grandeza de Berlanga se extiende a más allá de lo que podemos ver en primera línea, justo detrás, si logras desviar la vista de lo que sucede inmediatamente delante de la cámara descubrirás que siempre están pasando cosas "por detrás": el tonto del pueblo se lía a "santazos" en la procesión, Castro y Mariano discuten sobre no se sabe muy bien qué... Y entre situaciones absurdas y momentos disparatados llegamos a ese doble final histórico: el Limeño se pone serio por primera vez en la película y resume los problemas de España en dos palabras. Luego, para que tengamos tiempo de reflexionar, el gran Berlanga nos regala unos planos a "vista de buitre" para que no tengamos ninguna duda al respecto.
 
 Mi reencuentro anual con La Vaquilla ha sido en esta ocasión más sentido. Saber que ya no contaremos con más apariciones del genio llamado Alfredo Landa (como esos intensos momentos que nos regaló en El Oro de Moscú) siempre es una mala noticia. Desde aquí, espero que descanse en paz...

sábado, 20 de abril de 2013

Ultimate Vengadores


Agente de I.M.A.: Lo siento, agente Barton, pero el Capitán América estaba en la explosión que acaba de oír. Me temo que ya sólo quedamos usted y nosotros.
 
Capitán América: Sí, claro. ¿A qué niña le detiene una bomba?
 
Editorial: Planeta DeAgostini
Guión: Mark Millar
Dibujo: Varios
Nº de páginas: 48 cada número
PVP: 3,75 € cada número
 
 La línea Ultimate, destrozada por gente como Bendis o Loeb y mamarrachadas como Ultimatum o "Soy Cable, el Lobezno del futuro", había perdido todo el sentido y atractivo que tuviera tiempo atrás. Los anteriormente gloriosos Ultimates ahora sufrían las idioteces que escribía Loeb, Spider-Man seguía tontería tras tontería con Bendis y de Los 4 Fantásticos y los X-Men no es necesario mencionar nada más...
Cráneo Rojo Ultimate

 Con este pobre trasfondo, el creador de los Ultimates volvió a su universo Marvel particular para, de nuevo, "liarla parda". Pero Mark Millar no se limitaría a seguir los pasos que antaño le llevaron a concebir la obra maestra del universo Ultimate, no señor... ¡Mark Millar había vuelto para divertirse!
 
 Tras los (lamentables) sucesos descritos en Ultimatum, vuelven a poner a Nick Furia a los mandos de un grupo especial de operaciones encubiertas: Ultimate Vengadores. De este modo, el bueno de Furia podrá reclutar a los agentes que considere más oportunos para cumplir misiones sucias y comprometidas que no deben salir a la luz pública. Y aquí ya vemos a Millar disfrutar como un niño, pues a lo largo de los cómics desfilarán multitud de personajes, viejos conocidos y sacados de la manga para la ocasión: Capitán América, Ojo de Halcón, Máquina de Guerra, una nueva Viuda Negra, el hermano de Tony Stark (!?), un clon de Hulk, el primer Hulk (!?), Blade... Todos ellos dejándose llevar al más puro estilo Millar de destrozar antes y preguntar después, mientras el lector pasa las páginas abriendo cada vez más los ojos por las animaladas, golpes de efecto y Deus ex Machina que se suceden más rápido que las frases lapidarias. 
 
 La colección consta de 12 números, divididos en cuatro aventuras diferentes y más o menos autoconclusivas, con el guión bien cubierto por nuestro especialista en sobradas. La parte gráfica va variando de saga en saga: el enfrentamiento con Cráneo Rojo cuenta con los lápices de Carlos Pacheco, la lucha contra el Motorista Fantasma está narrada por Leinil Francis Yu, las guerras vampíricas cuentan con el particular arte de Steve Dillon y la apoteosis final permitirá volver a disfrutar (a quien le guste) de Yu.
 
 De todas formas, entre tanto cachondeo y acción, Millar no perderá la ocasión de meterse con situaciones de actualidad a su peculiar manera. Las motivaciones últimas de un terrorista internacional, los juegos de poder dentro del poder que están tan a la orden del día, las protestas "espontáneas" en países árabes... Todo se mostrará, con mayor o menor sutileza, mientras los héroes de turno se dedican a intercambiar "impresiones" entre ellos o entre sus adversarios.
 
 Lleno de momentos espectaculares (casi cualquier aparición del Capi, los giros en la historia de los vampiros, el ajuste de cuentas final...) y situaciones rocambolescas (cualquier personaje creado para la ocasión: Hulk friki, La Araña, El Primer Hulk...), Ultimate Vengadores es un cómic ameno y entretenido con el que pasar un buen rato. Se dice por ahí que Millar se molestó con Marvel porque en los X-Men del universo "normal" se dedicaron a hacer también una guerra de vampiros, y este pique forzó la salida de Millar y el final de la colección. Una verdadera lástima, porque la cosa podría haber continuado sin que la temática se hicera obsoleta...


Sí, alguien ha golpeado a Roddey con una avioneta (con piloto y todo)
 Ultimate Vengadores no llega a hacerle sombra a los Ultimates originales ni lo pretende tampoco, sólo se trata de sentarse y reir mientras los personajes deambulan y las pasan canutas por las delirantes situaciones en las que los sitúa Millar. O puede simplemente que el que escribe estas líneas no sea imparcial cuando lee una historia donde el cachondeo y los personajes con "mala baba" inundan cada viñeta. De todas formas, ¿¡Se ha mencionado ya que el Capitán América es apresado por unos... franceses!?

martes, 16 de abril de 2013

Los Siete Magníficos


Viajero: ¿Y desde cuándo no dejan aquí enterrar a los indios en el cementerio?
Enterrador: Desde que el pueblo se civilizó, señor...

Título original: The Magnificent Seven
Director: John Sturges
Actores: Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, Eli Wallach, James Coburn, Horst Buchholz, Robert Vaughn, Brad Dexter, Whit Bissell, Vladimit Sokoloff
Año: 1960
Duración: 126 minutos (aprox.)
Trailer: En V.O.

 Parece ser que el bueno de John Sturges se quedó encantado con la (ahora) famosa obra de Kurosawa Los Siete Samuráis y decidió rodar su propia versión cambiando las katanas por revólveres y los samurais por tíos duros de verdad... y el experimento le salió perfecto.
 
 Los Siete Magníficos es una obra al que pueden aplicársele varias características: un remake, una cantera de actores famosos (la mayoría de los actores de la película que os resulten familiares empezaron su éxito aquí), el primer western "grupal", la primera muestra de western crepuscular pero, sobretodo, es una P.O.M. sin discusión. La película nos sitúa en un pueblo fronterizo acosado por un bandido sin escrúpulos (Calvera), en donde la necesidad de defenderse (dada la pasividad de las autoridades "competentes") obligará a sus habitantes a buscar quienes les enseñen a defenderse. Un argumento simple que esconde momentos míticos de la historia del cine: el reclutamiento de los pistoleros (desde el traslado del cadáver de un indio hasta la llegada al pueblo de marras), el acercamiento de los pistoleros a la sencilla vida campesina, el primer enfrentamiento entre Los Siete Magníficos y Calvera, o el apabullante tiroteo final.
 
 Los actores se lo toman en serio y desprenden carisma por todas partes: Yul Brynner es simplemente El Pistolero Más Duro Que Ha Existido, McQueen es el aventurero mujeriego que cuenta chistes, Bronson es tan fuerte como buenazo, Wallach es el villano de opereta que se autojustifica en cada momento, Coburn es como Oliver Aton pero con armas en vez de balón, Vaughn es el magnífico mejor vestido, Dexter es el pesetero gracioso y Buchholz pues un alemán haciendo de mejicano... Y todos con su minuto de gloria (más o menos), como debe ser.
 
 Las frases lapidarias se suceden cada minuto, más o menos: "Un hombre así sólo compite consigo mismo", "Lo nuestro no es resolver tus problemas, lo nuestro es el plomo...", "Es el mejor tiro que he visto nunca", "No, es el peor...", "No tengo nada que demostrar a nadie... salvo a mí mismo", "Enemigos: 0... vivos"; la mítica banda sonora acompaña en los momentos más necesarios, para resaltar la épica del asunto que se traen entre manos los pistoleros; se pegan más tiros que en una guerra de verdad; y, mientras el maestro Sturges monta planos y coreografías de acción... ¡La filosofía y la crítica social se dejan caer por ahí como si nada!
 
 Hasta la llegada de Los Siete Magníficos, los pistoleros del cine eran los tíos guays que llegaban, arreglaban el problema y se quedaban con la bella dama para formar una familia y vivir cristianamente. Aquí no, aquí los pistoleros empiezan a ser inadaptados sin futuro ni pasado, sin esperanzas ni pasiones, que viajan sin rumbo de camino a ninguna parte. Y, lo mejor de todo, es que son conscientes de ello: la conversación de Bronson con los niños (paliza incluida), Dexter hablando del tiempo, la conversación McQueen-Brynner cuando todo está perdido, los reproches de Chico, la conversación final...
 Como en todo clásico que se precie, los rumores y las historias "detrás de las cámaras" abundan por todas partes: que McQueen intentaba robar en cada plano el protagonismo a Brynner, que ambos se odiaban (aunque yo lo que veo en pantalla es una química brutal entre ambos, heterosexualmente hablando) e incluso que Brynner hacía montoncillos con la tierra donde tenía que estar al lado de McQueen para estar más alto... Y, como en todos los clásicos con leyendas urbanas, al que ésto escribe le da bastante igual mientras el resultado sea tan bueno como Los Siete Magníficos.

 El apabullante éxito de Los Siete Magníficos permitió la creación de tres olvidables secuelas (El Regreso de los Siete Magníficos, La Furia de los Siete Magníficos y El Desafío de los Siete Magníficos) y una simpática versión futurista (Los Siete Magníficos del Espacio) que no fueron capaces de acercarse a la calidad y profundidad de la original.

 Seguro que habrá westerns mejores, incluso alguien asegurará que hay películas mejores que este clásico atemporal. De hecho, alguien hasta se atreverá a opinar que es una mala película... Pero no importa, Los Siete Magníficos es uno de los imperdonables del cine y hay que verla como mínimo varias veces antes de morir.