viernes, 9 de octubre de 2015

¡Viva el pueblo!, de Germán Sánchez Espeso



La noche de un rey que duerme la mona, es atroz. Cae en un desmayo como de breva soltada del árbol, aplastada contra el suelo. Y es que, de hecho, entre el resto de los mortales no se deteriora tanto la carne, con la flojera del mareo, como cuando se trata de un rey. Por contraste con la excelsitud de su alma, los adornos deslustrados, las arrugas de la piel, los tiznes de los ojos o los agrios zumos que a los reyes les amenecen en la boca, son germen de una más flagrante descomposición; y un confeti o un abalorio de la juerga pasada, prendido de los rizos del cabello, o el fragmento amargo de la última almendra, metido entre las muelas, olvidado en el depósito del moflete, divulga de ellos, de par de mañana, el más relevante indicio de su verdadero ascendiente: la mentira.
 
 
Hay ocasiones en las que meto la mano en la biblioteca de mi padre, un par de estanterías llenas de libros de todo género y formato, y me lanzo a la aventura de leer algo inesperado. Mediante este método de aleatorización he podido leer algún culebrón de Vicente Blasco Ibáñez, un muy actual Raíces o clásicos bélicos como Los Cañones de Navarone. En esta ocasión, la promesa de una "novela de aventuras donde se narra una gigantesca revolución de campesinos de Castilla, que existió sin haber existido", las pintas que se gastaba el escritor en la foto y la imagen de la portada con la realeza embarcada en una especie de platillos volantes asediando a unos campesinos me llevaron a empezar esta lectura...

Efectivamente, ¡Viva el pueblo! nos cuenta una revuelta ficticia de campesinos liderada por Leocadio Sansón, elegido por la historia, contra la aristocracia de la España del siglo XVII (aproximadamente). Asistiremos a las escaramuzas iniciales y grandes asedios posteriores de ambos bandos, mientras personajes como Rufinico, Espinacardo o Francisco Boa nos llevan, en algún momento, por reflexiones más complejas de lo esperado: los amos, los subyugados, la corrupción que genera el poder, la degeneración de los ideales...
 
En una ocasión, en Cuarto Milenio se mencionó la dificultad con la que nos encontramos hoy en día a la hora de leer textos más o menos complejos. No me lo tomé muy en serio hasta que me puse a leer este libro. El señor Sánchez Espeso utiliza frases largas, rimbombantes y llena de palabras que, confieso, me llevaron a tener un diccionario al lado. A parte de esto, también me sorprendió la crudeza con la que el autor describe algunos pasajes de la aventura: ya sea una carnicería brutal, una humillación desmedida a algún esclavo o un bacanal de resultado incierto, no se ahorra palabras en describirlo.
 
Es complicado adentrarse en el contenido de una obra sin desvelar demasiado o sin destrozar alguna sorpresa que aguarde tras sus páginas (el ahora conocido como spoiler), pero hay algunos pasajes que se quedan en la mente durante mucho tiempo: el "espectáculo" en el barco real (impresionante y aborrecible a la vez), algunas batallas (con el arrasamiento y prácticamente desintegración de algún que otro pueblo) y el reencuentro de Rufinico con alguien que llevaba tiempo sin ver (muy revelador y triste). Como opinión personal, todo ello me hace pensar que ¡Viva el pueblo! trata sobre ese animal brutal e inhumano llamado ser humano que sobre la lucha de un pueblo contra sus opresores. Esta opinión ha ido afianzándose con el paso del tiempo. Equivocado o no, es una prueba de que el libro sigue rondando por mi cabeza meses después de haberlo terminado, y no se me ocurre nada mejor que pueda decirse de un libro...
 
Un curioso descubrimiento, este Germán Sánchez Espeso. Si se consiguen pasar los primeros capítulos, el lector se encontrará atrapado por las idas y venidas de sus extraños personajes. Extraños pero fácilmente reconocibles en cualquier lucha de clases y conflicto entre "los que tienen" y "los que quieren tener". Alocada revuelta con un final inevitable altamente recomendable, aunque seguramente no sea recomendable para cualquiera; a mi me ha convencido y buscaré algo más de este Germán Sánchez Espeso.
 

1 comentario:

Mar dijo...

Sorprendente leer esta entrada. El video de la canción de Pedro Navaja (idéntico el protagonista al Germán Sánchez Espeso de los años setenta... ,sobre todo, con las gafas puestas y excepción hecha del reluciente diente de oro; la entrevista en El País a raíz de la obtención del Premio Nada por su obra "Narciso" y la magnífica reseña de "Viva el Pueblo".
Animo a quien haya escrito este magnífico comentario a leer "SI volvemos a vernos, llámame Gwen", la última novela de Germán Sánchez Espeso, recién publicada en la editorial Drácena. La vida te seguirá dando sorpresas!!!