viernes, 24 de abril de 2009

Nuevos X-Men


Magneto: No seré juzgado por niños. ¡Dadme la muerte, hacedme inmortal!

Editorial: Panini
Guión: Grant Morrison
Dibujo: Frank Quitely, Phil Giménez, Igor Kordey, Ethan Van Sciver, John Paul León
Números: New X-Men 114 al 154 USA.

Las colecciones mutantes llevaban mucho tiempo sin levantar cabeza: sobreexplotación, historias cada vez más absurdas (incluso ridículas) y, lo peor de todo, una última saga a cargo de... ¡Scott Lobdell! Pero como ya decía nuestro viejo amigo Clint Barton, "cuando se ha llegado tan abajo, sólo se puede subir". Y así fue. Llegó a la colección el señor Grant Morrison con carta blanca (no sabría decir hasta que punto) y nada volvió a ser lo mismo...

Por primera vez en mucho tiempo (algunos afirman que desde el principio de la etapa Claremont), los lectores se encontraron con historias que no los trataban como a deficientes mentales: Cíclope, tras una horrible posesión, se encontraba más dubitativo que nunca (aunque a la hora de liderar el equipo se pusiera en modo automático...), Lobezno volvía a ser el típico saco de boxeo de antaño y La Bestia por fin dejaba el laboratorio para convertirse en un héroe de nuevo. El profesor Xavier, cansado de que usaran su mente para amenazar a la humanidad, se enfunda una pistola con un objetivo determinado: ¿Disparar al primero que le amenace, como cualquier héroe de los 90? ¡No! Pegarse un tiro a la cabeza ante el mínimo indicio de que vayan a controlarle la mente.

La Escuela de Xavier empezó a ser una escuela de verdad (cosa que no ocurría desde Los Nuevos Mutantes, en los... ¿80?) y los mutantes dejaron de ser unos parias oprimidos para convertirse en una raza que reivindicaba su lugar en La Tierra. Por sus páginas pasaron Centinelas, Shi'ars e incluso una nueva vuelta de tuerca al pasado de Lobezno, todo con un aire de frescura que Morrison consiguió imprimirle para el goce y disfrute de muchos lectores de mutantes que se habían cansado de leer siempre lo mismo. Presenta a un nuevo hombre-X, Xorn, que consigue calar entre el público y se nos insinúa una nueva venida del Fénix, mientras Cíclope se embarca en un nuevo lío de faldas que (esta vez sí que por primera vez) traerá cola. Y cuando los lectores ya estaban acostumbrados a esperar mes a mes su nueva ración mensual de una de las mejores etapas de los mutantes, llegó la última saga de Morrison: Here Comes Tomorrow... Y si ya había abierto bocas de admiración hasta ese momento, cuando se comprueba definitivamente lo que hasta ese punto sólo se insinuaba, la etapa de Morrison alcanzó el nivel de lo mejor que se puede leer actualmente, nada más que añadir.

El apartado gráfico puede calificarse de irregular. Quitely, aunque no es santo de mi devoción, dibujando mujeres con cara de hombres (o monstruos) se manejaba bien con sus composiciones de página y su compenetración con Morrison. Phil Giménez también se las arregló bastante bien, aunque se le pueda reprochar falta de espectacularidad en algunas escenas de la penúltima saga. Incluso tenemos a un mítico Silvestri ilustrando el final de la etapa Morrison... Pero por el medio tenemos al odiado Kordey. No sé cómo ha conseguido ser dibujante de Marvel, aunque con el Quesada de jefazo ya me lo creo todo, pero lo que hace ese hombre con los lápices (si es que usa lápices) es de juzgado de guardia. Menos mal que los guiones de Morrison son suficientes para aguantar algo tan desagradable para la vista.

Todo un clásico moderno que asegura diversión, sorpresa y entretenimiento a partes iguales. Qué error por parte de Marvel no acabar con la colección cuando Morrison se fue, visto en lo que ha degenerado la franquicia mutante, una vez más. La prepotencia de Morrison mientras se encontraba al cargo de los guiones parecía bastante gratuita con frases como "cuando yo acabe, no hará falta que nadie más escriba sobre los X-Men" o "Yo escribo cómics para adolescentes inteligentes, no quiero escribir para tontos"; desafortunadamente, el tiempo le ha dado la razón...