Stranszky: ¡Le enseñaré cómo lucha un oficial prusiano!
Steiner: Y yo le enseñaré... dónde crecen las Cruces de Hierro
Título original: Cross of Iron
Director: Sam Peckinpah
Actores: James Coburn, James Mason, Maximilian Schnell, David Warner
Año: 1977
Duración: 119 minutos
Sam Peckinpah. Alcohólico, con problemas, pasado de moda, sin presupuesto y de capa caída. Creador de obras maestras como Grupo Salvaje y de catástrofes infumables como Los Aristócratas del Crimen cuando ya no tenía que demostrar nada a nadie se embarca en esta producción de capital europeo. Trabajando sobre un género que no había tratado anteriormente, el señor Peckinpah nos dejó su última obra maestra.
Tras unos créditos iniciales impresionantes, en los que pasa por nuestra pantalla el auge y primeras derrotas del nazismo mediante fotografías reales, nos encontramos en medio de la debacle del ejército alemán en Rusia. Allí, una unidad de reconocimiento dirigida por el Cabo Steiner trata de sobrevivir a las exigencias del frente y, sorprendentemente, no vemos a ningún nazi cabezacuadrada devoraniños entre sus componentes. Allí, en medio de ninguna parte donde nadie cree en la Victoria Final pero sí en la Inevitable Derrota, llega el oficial Stranszky. Stranszky, de origen prusiano y destinado voluntariamente allí, llega en busca de la más alta condecoración del ejército alemán: la Cruz de Hierro (y, por cierto, también se caga unas cuantas veces en el führer). El enfrentamiento entre ambos será constante y el centro sobre el que gire la película.
Con un presupuesto escaso, se nos enviará a un frente en el que (por fin) la lluvia de morteros es constante y no existe el honor ni la gloria, sólo la supervivencia. Nos sorprenderá ver que, al menos en esta ocasión, el ejército alemán no está compuesto únicamente por subnormales asesina-judíos y que encima nos caen bien. Con un poco de suerte, llegará un momento en el que gritaremos "¡Steiner!¡Demarcación!" como el resto de la unidad de reconocimiento. Incluso puede que acabemos pensando que algo extraño hay en la mayoría de películas americanas sobre la segunda guerra mundial...
Las memorables interpretaciones de los protagonistas, el tratamiento a la violencia habitual en Peckinpah y la novedad de ver el punto de vista alemán (más allá de los monstruos tontos que suelen ser en las películas de este tipo) consiguen que el espectador esté atento, identificándose con la unidad y acompañándola a lo largo del frente desmoronado (como si de una novela de Sven Hassel se tratase) hasta llegar al gran final que es de esos en los que no puedes evitar levantarte del sofá y aplaudir, para después brindar a la salud de ese gran director que parió algo así.
Amantes del cine en general, seguidores del cine bélico de la segunda guerra mundial, a los que les guste el cine que muestre el sinsentido de la guerra y los que pensaban que lo único bueno de Sam eran sus westerns, pueden acercarse a esta pequeña joya que pocas veces se menciona como una de las grandes.