viernes, 10 de diciembre de 2010

En la boca del miedo



Friki: Puedo ver...
John Trent: ¿Cómo?
Friki: He conseguido verte...
John Trent: Bueno... Eh... Me alegro mucho...


Título original: In The Mouth of Madness
Director: John Carpenter
Actores: Sam Neil, Julie Carmen, Jürgen Prochnow
Año: 1995
Duración: 95 minutos (aprox.)
Trailer: En V.O.

El brillante director de geniales obras como La Noche de Halloween, La Cosa, Rescate en Nueva York o Están Vivos puede hacer todas las bazofias que quiera a partir de los 90. Después de sus espectaculares aportaciones al cine, nadie le va a criticar por chorradas como Vampiros, Fantasmas de Marte o El Pueblo de los Malditos. Pero da igual, nuestro amado Carpenter se guardó una de sus obras maestras para la mitad de los 90; por esta razón, al parecer, ha sido injustamente olvidada. Así, sin demasiadas espectativas y conociendo el lamentable nivel de nuestro genio a partir de la década de los 90, comenzó el visionado de En la boca del miedo. El resultado no ha podido ser más perturbador: desde hace semanas estoy metido en una discusión conmigo mismo sobre la necesidad de ponerla al nivel de La Cosa o (¡¡¡Herejía!!!) situarla un peldaño por encima.

El comienzo no puede ser más prometedor: John Trent, nuestro protagonista (un Sam Neil espectacular en el inicio), es encerrado en una celda acolchada para, minutos después, contarle la historia de cómo acabó allí a un enviado del gobierno. Y es la historia en la que este investigador de fraudes y estafas es contratado para intentar descubrir la verdad sobre la desaparición de un escritor de noveluchas de terror, Sutter Cane, la que usa Carpenter para adentrarnos, poco a poco pero sin pausa, en un viaje por el horror. Pero no un "horror" de los que se ven ahora en los cines, donde sólo salen litros de pintura roja y miembros cercenados, no. Un horror de los de tentáculos deslizándose por las sombras, una sensación de que un primigenio nos observa desde más allá de los límites de la razón, algo que hurga en los recovecos de la mente hasta que sólo puedes gritar...

Efectivamente, los fans de la obra de Lovecraft pueden disfrutar gracias a Carpenter de la única aproximación cinematográfica a estos mundos que no da ganas de llorar ni vomitar, y lo consigue sin llegar a mencionar a Cthulhu. Utilizando todos los trucos y artimañas de los que dispone, Carpenter nos va introduciendo mediante sustos, ambientación opresiva, momentos oníricos perturbadores y maquillaje barato en una pesadilla de la que no podrás salir fácilmente. El paseo del hombre del hacha, la conducción nocturna por la carretera y, como no, el final han conseguido marcar mi memoria cinematográfica como las pruebas de sangre, la angustia o el final de La Cosa. Unos actores hábilmente dirigidos por Carpenter (con un papel testimonial para el gran Charlton Heston incluido), con un especialmente inquietante Jürgen Prochnow, y una historia que se podría comparar a la de El Rey Amarillo de Lovecraft (dirigida por David Lynch, por lo menos) completan esta maravilla de la que poco se ha hablado en la extensa lista de genialidades del director. Maravilla a la que sólo se le puede criticar (sin demasiada dureza, por supuesto) la apariencia de algunos de los entes que pupulan por ella y parecen ser descartes de los monigotes de La Cosa, aunque esto no sorprenderá a los conocedores de la "racanería" de Carpenter. ¿Se le puede pedir más a una joya cinematográfica? Aquí hay más: debates sobre la realidad, la locura, un manejo del tiempo soberbio (tanto de duración de la cinta como tiempo en la ficción) y la capacidad de soportar revisionados sin perder interés.

Hay que señalar otra injusticia que se ha hecho con esta POM. Al hablar de elipsis temporales en el cine, a la gente se le llena la boca con la escena de Conan con la rueda o De Niro en la estación de Érase una vez en América; sí, nada que objetoar, muy buenas pero... ¿Nadie menciona la que se produce en esta película cuando, digamos, "salen del pueblo"? En efecto, una nueva injusticia que sufre este gran director.

Poco más se puede añadir para no estropear la diversión que encierra este rompecabezas, sólo se necesita ocupar el sofá favorito de cada espectador, apagar las luces y prepararse para ver la (hasta ahora) última obra maestra de un genio. Si sólo pudiera volver a ver La Cosa para acabar de decidirme por la obra más maestra de este maestro...

jueves, 8 de julio de 2010

Capitán América


Capitán América: ¿Cuál es su agenda oculta esta vez (la de Nick Furia)?¿O crees que no he visto esas miradas significativas que os habeis echado?
Agente 13: No quiero hablar de eso. Vamos a concentrarnos en esto.
Capitán América: Sharon...
Agente 13: Vale. Quiere que averigüe si has matado a Cráneo.
Capitán América: ¿Qué?
Agente 13: Lo sé. Le dije que ni hablar. No importa lo que te esté pasando ahora. No eres un asesino, y nunca lo serás.


Editorial: Panini
Guión: Ed Brubaker
Dibujos: Steve Epting, Michael Lark
Serie Regular, también en tomos recopilatorios.

No puedo negar que lo primero que me atrajo de esta colección fue el saber que iban a resucitar a Bucky. En realidad, que Ed Brubaker iba a hacerlo. Así que no pude resistirlo y quise ver lo que sin duda sería uno de los momentos más ridículos del mundo del cómic. Sin embargo, la resurreción del eterno compañero del Capitán América fue mucho menos ridícula que otras que nos hemos tenido que tragar (la de Coloso, las últimas de DC, algunas de Magneto...) y, cuando me quise dar cuenta ya estaba enganchado a las sutiles tramas que Brubaker tejía en la colección. La muerte del Capitán América ni fue una sorpresa ni iba a ser para siempre, y menos en una colección que para entonces ya parecía la autopista de la resurrección (Bucky, Cráneo Rojo, el Dr. Fausto, etc.), pero la verdad es que hizo la colección aún más interesante sin su protagonista.

Para su propia sorpresa y la de muchos otros, Brubaker consiguió dotar de una entidad y dignidad suficientes a los secundarios que poblaban la serie que hacía que valiese la pena aún sin Steve Rogers. La Agente 13, Bucky, Calavera, Halcón, el Dr. Fausto e incluso Tony Stark resultaban interesantes (este último mucho más que en todo lo que duró la absurda Civil War, por cierto) e hicieron de estos números algo único, bastante alejado de la típica historia de superhéroes y centrándose más en el espionaje, la política y los engaños antes que en grandes combates entre personajes disfrazados. Y todo ello sin recurrir demasiado al método "me-cago-en-la-continuidad" del que suele abusar el guionista. A los lápices, un soberbio Steve Epting asombraba a propios y extraños con sus viñetas oscuras y perfectamente adecuadas para las historias intrigantes de Brubaker. Sustituido ocasionalmente por profesionales competentes, ha dejado grandes escenas para el público: los combates en las alcantarillas contra IMA (perdón, AID), el Soldado de Invierno, el sutil rediseño de Calavera...

Y así ha ido esta notable colección, entre el plan maestro de Cráneo Rojo, el pasado de Bucky como Soldado de Invierno, la muerte del Capi y su sustitución. Entre tantas historias buenas, era inevitable que el estilo "barriobajero" de Brubaker saliera más tarde o más temprano... Y así fue, en la saga que nos narra la "resurrección" de Steve Rogers (publicada en España en un único tomo al margen de la serie regular con el sutil título de Capitán América: Renacimiento). Dibujado por un Bryan Hitch con prisas o en horas bajas (no lo sé), Brubaker nos sumerge en una tontería tras otra para acabar mostrándonos el lamentable plan final de Cráneo Rojo, con un montón de mini-MODOKs de regalo. Lo mejor es ignorar esta parte de la obra, ya que se sabía que Rogers tenía que resucitar.

Sin saber cómo continuará Brubaker con dos Capitanes América (oficiales) en la colección ni si el lamentable tomo de Renacimiento indica que se le han acabado las ideas o era una obligación impuesta por la editorial, sólo puedo quitarme el sombrero ante lo que hizo durante cerca de 50 números con la colección del Capitán América, olvidar Renacimiento y rezar para que Brubaker siga teniendo suerte con los guiones de la colección...

viernes, 18 de junio de 2010

Los Muertos Vivientes

Rick: Mataría a todos y cada uno de los de aquí si pensara que eso te mantendría a salvo. Conozco a esta gente... pero sé que sería capaz de hacer ese sacrificio. A veces me descubro puntuándolos... Mirándolos y pensando quién me gusta más y a quién necesito más... por si ocurriera algo y tuviera que elegir. He visto morir a tantos que ya no siento apego por ellos... y podría matar a cualquiera en cualquier momento por el motivo adecuado.

Editorial:
Planeta DeAgostini
Guión: Robert Kirkman
Dibujo: Tony Moore, Charlie Adlard
PVP: 7,5 € por tomo.

En glorioso blanco y negro, Kirkman lleva la batuta de este crudo drama humano enmarcado en un apocalipsis zombie. Con unos dibujos simples, sucios y carentes de fondo en viñetas con un personaje o dos, nos vemos envuelto en las peripecias de Rick y la gente con la que se encuentra para sobrevivir a una situación límite. Para no caer en lo obvio, el gore y las escenas escabrosas están bastante limitadas a lo largo de la obra (de momento) y en muchos casos el estremecimiento que sentimos al leer proviene más de las actuaciones de los seres vivos que de los muertos que caminan.

Sin duda, éste es el gran acierto de Kirkman. Más allá del resurgir de la moda zombie en la que estamos envueltos, ha decidido emular a los grandes de la ciencia-ficción y de la temática zombie para hablar de la sociedad y no de monstruos imaginarios. Después de todo, ¿Para qué preocuparse de los zombies atontados de fuera si estás encerrado junto a presos que no conoces o bajo los cuidados de cierto gobernador de cierta ciudad? Pero también es cierto que ni todos los personajes tópicos que aparecen a lo largo de la historia serían capaces de mantener el interés de la gente durante tanto tiempo, por mucho que se encariñen de alguno, si las cosas no permanecieran en constante movimiento. Y la verdad es que con tener claro que no hay ningún personaje intocable (excepto, supongo, el protagonista) y una mecánica cíclica de situación-resolución, el guionista ha mantenido enganchado a su público durante 60 entregas, y las que quedan.

Las declaraciones de Kirkman han sido claras: "Mientras saque dinero, no voy a parar", básicamente. Y mientras la serie siga siendo una montaña rusa de subidas y bajadas mínimamente inteligentes, es de suponer que el público seguirá respondiendo. Así que va a depender del pulso narrativo de su autor para mantener la serie; un pulso que, 60 números después, parece seguir firme y sin señales de cansancio. La serie ha llamado tanto la atención que ya se están dando los últimos retoques a su paso a la televisión, idea que a más de un fan se le pasó por la cabeza y , si consiguen no desviarse demasiado de la línea trazada por Robert Kirkman, podría ser todo un éxito.

Te sentirás asustado, asqueado, intrigado, apenado e incluso enfadado mientras asistes al desfile de bajeza humana que se propone a lo largo de la serie. Cuando hayas olvidado que los muertos vivientes siguen ahí, aparecerán desde la esquina de alguna viñeta para asustar a alguien y, si pueden, comérselo. Una interesante propuesta que deberías probar para decidir si sigues el camino o no, pero cuya calidad no puede ser ignorada.

viernes, 7 de mayo de 2010

Robert Downey Jr. lo ha vuelto a hacer (o Iron Man 2)



Así es. Da igual que lo rodeen de estrellas contrastadas como Mickey Rourke o de promesas como Sam Rockwell. Ni siquiera importa demasiado que aparezca en algunas escenas la Scarlett Johansson para calentar al personal. Lo único que importa es que Robert Downey Jr. vuelve a interpretar a Tony Stark, comiéndose la pantalla en cada escena en que aparece. Incluso, si soy sincero, las escenas de batallitas entre armaduras y Iron Man molestan y quieres que acaben ya para volver a ver a Robert Downey Jr. interpretarse a sí mismo. Perdón, interpretar a Tony Stark...

Espectáculo palomitero previsible, lleno de efectos especiales y explosiones por todas partes. Nadie debería salir decepcionado de la sala sabiendo lo que va a ver. Entre sobradas de Stark (destacando, entre muchas, el momento en que... "descubre" un nuevo elemento...), chulerías de Mickey Rourke y vestidos que dificultan la respiración a Scarlett Johansson vemos que la promesa de hacer la película de Los Vengadores avanza poco a poco mediante apariciones de Samuel L. Jackson en su papel de Nick Furia. Encima, en mitad de una fiesta, descubrimos uno de los misterios más insólitos sobre la armadura Iron Man momentos antes de asistir a un "tiro al plato" muy peculiar.

La historia, al igual que en la anterior entrega, es tan simple como uno se podría esperar aunque puede que en esta haya más escenas cómicas que en la predecesora. Sin embargo, las salidas de Tony Stark y la actuación de Downey Jr. elevan el producto a algo digno de verse. Ideal para ir al cine a pasar un rato entretenido, alejado de las últimas chorradas "en 3D" y los culebrones, sin pensar demasiado. Es más, he tenido la oportunidad de ver la cartelera y podría afirmar que es lo mejor que hay ahora mismo. Una buena opción si se quiere pasar un rato entretenido tratando de olvidarse de los problemas, y recomiendo encarecidamente quedarse hasta después de los créditos finales para ver la que se avecina...

viernes, 30 de abril de 2010

La semilla del Diablo


Roman Castevet: Creo que estamos ofendiendo a Rosemary...
Rosemary Woodhouse: No me he ofendido, de verdad.
Roman Castevet: No eres una chica religiosa, querida. ¿Verdad que no?
Rosemary Woodhouse: Crecí con educación católica... ahora... no lo sé...

Título original: Rosemary's baby
Director: Roman Polanski
Actores: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Sidney Blackmer
Año: 1968
Duración: 136 minutos (aprox.)
Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=otPyEsObI1M

Roman Polanski a parte de ser considerado un criminal, una víctima del tristemente célebre Charles Manson y el autor de tedios del calibre de El Pianista también es considerado por muchos como un gran director. Y buena muestra de ello es esta obra que es calificada por muchos como "la mejor película de terror de la historia", calificativo bastante exagerado en mi humilde opinión debido a que yo ni siquiera la clasificaría "de terror". El Bebé de Rosemary (no sé quién fue el genio que al traducirla al castellano la bautizó como La Semilla del Diablo, pero se cubrió de gloria) es una película de intriga y desasosiego que podría haber filmado el mismísimo Hitchcock, de las que hoy en día ya no podemos disfrutar.

La historia empieza como cualquier culebrón que nos podamos imaginar: una joven pareja se muda a un afamado edificio con unos peculiares y en ocasiones cansinos vecinos, donde se dedican a lo que se debería dedicar cualquier pareja. Y es durante este inicio donde encontramos el único fallo que se le podría criticar a la película, un comienzo lento y tranquilo. Nuestra pareja de culebrón decide entonces tener un hijo y, tras una extraña pesadilla que no impide que el hombre ejerza su principal función vital, la joven mujer anuncia que está embarazada. Y es entonces cuando una serie de extrañas coincidencias se juntan con las revueltas hormonas de la embarazada, originando extraños pensamientos en la joven.

Y es aquí donde la habilidad de sugerir en vez de mostrar, de que el espectador sospeche como Rosemary de algo horroroso pero a la vez dude de si es fruto de alguna especie de histeria pre-parto, lo que convierte a esta película en algo especial. Ese postre "con sabor a yeso", esa habitación en la que sólo vemos el humo del cigarro de Castevet, el armario con un mueble tapándolo, la cara taimada del actor John Cassavetes... Todo va formando una atmósfera extraña, asfixiante por parte de los vecinos que asedian a la joven pareja, que culmina con la inenarrable escena final (criticada por algunos, pero que a mí me parece de quitarse el sombrero) donde descubriremos sin lugar a dudas si era locura lo que atenazaba a Rosemary o era algo más oscuro. Mientras asimilamos la verdad, la inquietante canción de cuna que escuchábamos al principio vuelve a nuestros oídos para no abandonarnos más. Con una Mia Farrow espectacular, con degradación física incluida, Polanski supo manejar al plantel de actores para que dieran lo mejor de sí. Desde los irritantes vecinos hasta el actor obsesionado con su trabajo, podemos encontrar unas muy buenas actuaciones que dirigidas por cualquier otro podrían haber dado, sin muchos problemas, auténtica vergüenza ajena.

Deseando haber aclarado que no es una película "de terror" (sobretodo a esos jóvenes obsesionados con las mierdas pseudo-gore que nos invaden últimamente), espero que cualquiera que se acerque a este gran clásico lo disfrute tanto como yo y, como dicen en el trailer, recen por el bebé de Rosemary...

martes, 26 de enero de 2010

El Juego de Ender, de Orson Scott Card

Después de escuchar maravillas de este libro, una edición barata en el fnac y ciertas circunstancias inevitables (como largos desplazamientos en tren y una Venecia lluviosa), acabé leyéndomelo en pocos días para acabar con una sensación típica de "me esperaba más".

Rodeado de un ambiente de ciencia ficción que huele a lo visto muchas veces en series como Más Allá del Límite, el libro nos describe la creación de un arma viviente, el comandante perfecto, el destinado a liberar al mundo de la amenaza de una futura invasión extraterrestre: Ender. Reclutado a los seis años para prepararse para la guerra, en el libro se nos va describiendo su adiestramiento y las tácticas que emplean sus instructores para asegurar su correcta formación. Uno de los pocos aciertos del libro es la sensación de agobio que genera en el protagonista los cada vez más bestiales sesiones de entrenamiento, sensación que llega a transmitirse al lector en los momentos finales. Y escribo "de los pocos aciertos" porque a medida que avanza la trama el final se hace más previsible y la moraleja final se intuye desde mucho antes; como si, una vez más, nos encontráramos ante un capítulo de Más Allá del Límite.

Originalmente fue un relato corto que tuvo bastante aceptación, y posibilitó que el autor escribiera una novela basado en el mismo. El éxito del libro fue tal que ahora parece ser que hay una saga completa entre secuelas de El Juego de Ender, otros personajes de la novela e incluso la misma historia vista desde el punto de vista de otro personaje. Puede que en ella se profundice más en aspectos que se quedan un poco en el aire en el libro, como los hermanos de Ender y sus "travesuras" o la inevitable continuación del final de El Juego de Ender, pero sinceramente no es que arda en deseos de continuar con la historia...

Una lectura amena con la que pasar unas noches de lectura entretenido, pero ni mucho menos una obra maestra dentro de la ciencia ficción como algunos parecen pensar.

Casino


Ace Rothstein: No importa lo grande que sea un tío, Nicky lo tumbará. Si le pegas a Nicky con los puños, él volverá con un bate. Si le cortas con un cuchillo, volverá con una pistola. Y si le disparas con una pistola, es mejor que le mates, porque él seguirá volviendo una y otra vez hasta que uno de los dos esté muerto.

Título original: Casino
Director: Martin Scorsese
Actores: Robert DeNiro, Sharon Stone, Joe Pesci, James Woods
Año: 1995
Duración: 182 minutos (aproximadamente)

Hace tiempo que intentaba elegir entre reseñar esta obra maestra de Scorsese o su antecesora, Uno de los Nuestros. Me he decidido y no sabría explicar muy bien por qué: la ausencia de Ray Liotta, la presencia de Sharon Stone, el papel protagonista de DeNiro, la banda sonora... En esta ocasión, la historia gira en torno al control de los casinos de Las Vegas por parte de mafiosos. El personaje de De Niro es enviado para dirigir uno de los casinos y hacerles ganar más dinero, mientras su vida se ve inevitablemente atada a la del personaje de Sharon Stone y al "granujilla" de Joe Pesci.

Parece como si Scorsese llevara un paso más allá aquello que nos sedujo en Uno de los Nuestros: los planos y las secuencias rallan la perfección en muchos momentos (atención a los créditos iniciales), De Niro parece el amo del mundo, Pesci resulta más psicópata que en su papel anterior (si bien puede considerarse una "continuación"), la música se encuentra omnipresente a lo largo de la historia y Sharon Stone realiza, posiblemente, la mejor actuación de su carrera. En su momento algunos llegaron a criticarle por considerarla una especie de secuela de Uno de los Nuestros, un intento de aprovecharse de su éxito anterior tan de moda en nuestros días. Sin embargo, puede comprobarse sin demasiadas complicaciones que sólo se parecen en las voces en off que nos acompañan a través de la historia y algunos actores (bueno, y Joe Pesci que interpreta papeles similares), y que en realidad es el cariño que siente Scorsese por estos temas turbios lo que le lleva a parir esta clase de P.O.Ms.

Con algunos momentos cómicos bastante acertados (como el aterrizaje de cierto avión) y apariciones sorpresa del mítico James Woods, los dos protagonistas van arrojando desde la voz en off sus valoraciones sobre lo que está pasando (sí, DeNiro y Pesci haciendo de comentaristas y no es un extra del DVD) hasta llegar al (¿Inevitable?) final.

Siempre es un buen momento para aposentarse en el sofá, preparar una buena bebida y pasar unas horas fascinado por la magia de Scorsese con el volumen bien alto y la vista despejada, no sea que te pierdas alguna secuencia magistral de Martin o una antológica interpretación de DeNiro en los buenos tiempos, y así de paso vamos olvidando lo de que los 90 no tienen obras maestras...