martes, 16 de abril de 2013

Los Siete Magníficos


Viajero: ¿Y desde cuándo no dejan aquí enterrar a los indios en el cementerio?
Enterrador: Desde que el pueblo se civilizó, señor...

Título original: The Magnificent Seven
Director: John Sturges
Actores: Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, Eli Wallach, James Coburn, Horst Buchholz, Robert Vaughn, Brad Dexter, Whit Bissell, Vladimit Sokoloff
Año: 1960
Duración: 126 minutos (aprox.)
Trailer: En V.O.

 Parece ser que el bueno de John Sturges se quedó encantado con la (ahora) famosa obra de Kurosawa Los Siete Samuráis y decidió rodar su propia versión cambiando las katanas por revólveres y los samurais por tíos duros de verdad... y el experimento le salió perfecto.
 
 Los Siete Magníficos es una obra al que pueden aplicársele varias características: un remake, una cantera de actores famosos (la mayoría de los actores de la película que os resulten familiares empezaron su éxito aquí), el primer western "grupal", la primera muestra de western crepuscular pero, sobretodo, es una P.O.M. sin discusión. La película nos sitúa en un pueblo fronterizo acosado por un bandido sin escrúpulos (Calvera), en donde la necesidad de defenderse (dada la pasividad de las autoridades "competentes") obligará a sus habitantes a buscar quienes les enseñen a defenderse. Un argumento simple que esconde momentos míticos de la historia del cine: el reclutamiento de los pistoleros (desde el traslado del cadáver de un indio hasta la llegada al pueblo de marras), el acercamiento de los pistoleros a la sencilla vida campesina, el primer enfrentamiento entre Los Siete Magníficos y Calvera, o el apabullante tiroteo final.
 
 Los actores se lo toman en serio y desprenden carisma por todas partes: Yul Brynner es simplemente El Pistolero Más Duro Que Ha Existido, McQueen es el aventurero mujeriego que cuenta chistes, Bronson es tan fuerte como buenazo, Wallach es el villano de opereta que se autojustifica en cada momento, Coburn es como Oliver Aton pero con armas en vez de balón, Vaughn es el magnífico mejor vestido, Dexter es el pesetero gracioso y Buchholz pues un alemán haciendo de mejicano... Y todos con su minuto de gloria (más o menos), como debe ser.
 
 Las frases lapidarias se suceden cada minuto, más o menos: "Un hombre así sólo compite consigo mismo", "Lo nuestro no es resolver tus problemas, lo nuestro es el plomo...", "Es el mejor tiro que he visto nunca", "No, es el peor...", "No tengo nada que demostrar a nadie... salvo a mí mismo", "Enemigos: 0... vivos"; la mítica banda sonora acompaña en los momentos más necesarios, para resaltar la épica del asunto que se traen entre manos los pistoleros; se pegan más tiros que en una guerra de verdad; y, mientras el maestro Sturges monta planos y coreografías de acción... ¡La filosofía y la crítica social se dejan caer por ahí como si nada!
 
 Hasta la llegada de Los Siete Magníficos, los pistoleros del cine eran los tíos guays que llegaban, arreglaban el problema y se quedaban con la bella dama para formar una familia y vivir cristianamente. Aquí no, aquí los pistoleros empiezan a ser inadaptados sin futuro ni pasado, sin esperanzas ni pasiones, que viajan sin rumbo de camino a ninguna parte. Y, lo mejor de todo, es que son conscientes de ello: la conversación de Bronson con los niños (paliza incluida), Dexter hablando del tiempo, la conversación McQueen-Brynner cuando todo está perdido, los reproches de Chico, la conversación final...
 Como en todo clásico que se precie, los rumores y las historias "detrás de las cámaras" abundan por todas partes: que McQueen intentaba robar en cada plano el protagonismo a Brynner, que ambos se odiaban (aunque yo lo que veo en pantalla es una química brutal entre ambos, heterosexualmente hablando) e incluso que Brynner hacía montoncillos con la tierra donde tenía que estar al lado de McQueen para estar más alto... Y, como en todos los clásicos con leyendas urbanas, al que ésto escribe le da bastante igual mientras el resultado sea tan bueno como Los Siete Magníficos.

 El apabullante éxito de Los Siete Magníficos permitió la creación de tres olvidables secuelas (El Regreso de los Siete Magníficos, La Furia de los Siete Magníficos y El Desafío de los Siete Magníficos) y una simpática versión futurista (Los Siete Magníficos del Espacio) que no fueron capaces de acercarse a la calidad y profundidad de la original.

 Seguro que habrá westerns mejores, incluso alguien asegurará que hay películas mejores que este clásico atemporal. De hecho, alguien hasta se atreverá a opinar que es una mala película... Pero no importa, Los Siete Magníficos es uno de los imperdonables del cine y hay que verla como mínimo varias veces antes de morir.

No hay comentarios: